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Enrique Urquijo

Enrique Urquijo

Se marchó de España con 10 años tras haber vivido un año de guerra en Bilbao.

Junto con su hermana pequeña y su hermano mayor viajó a Bélgica, donde cada uno de ellos fue acogido por una familia. Permanecieron allí hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939.

Aunque solamente pasó allí dos años, Bélgica le marcó para siempre y se encuentra eternamente agradecido al país y a la familia que le acogieron.

La Infancia

De padre vasco y madre castellana, Enrique Urquijo nació el 30 de junio de 1928. Se crió en una familia de cuatro hermanos en el barrio bilbaíno de Bolueta, donde vivió en la que él llama la “Casa de la Fábrica” con sus padres, sus abuelos maternos y su tío.

En aquella casa, en la calle Santa Ana, no solamente nacieron los cuatro hermanos, también trabajaron su abuelo, su padre -que era modelador- y posteriormente, su hermano mayor.

 Enrique recuerda vivir en un ambiente muy humano y acogedor, con diversiones muy simples.

Juegos ( 42 seg.)

Allí todo el mundo era de izquierdas porque todo el mundo era obrero. Porque allí se distinguía entre obrero de buzo y obrero de corbata

” 

La escuela

Enrique recuerda con cariño la escuela de niños de Bolueta, a la que asistió antes de ser evacuado a Bélgica. Allí les preparaban bien y pronto aprendieron muchas matemáticas, dibujo lineal y geografía.

El cambio de la escuela (13 seg.)

Yo siempre estaba a la cabeza de los líos, me metían o me metían en todos los líos

Veníamos venir los aviones y cuando sonaba la sirena, corríamos todos al refugios

La guerra

Antes de poder ser evacuado a Bélgica, Enrique tuvo que vivir un año de guerra en España. Sin embargo, aunque llegó a sufrir los bombardeos de los aviones sobre la ciudad, no recuerda haber sentido miedo, ya que no era totalmente consciente del riesgo que sufría.

Una de las primeras imágenes de la guerra para Enrique fueron las de los tanques de hoja de lata cuadrada de los milicianos desfilando por su barrio.

Enrique explica que había varios refugios en la zona: el del llamado túnel de patarrieta y los que estaban a la orilla del río Nervión. Cuando sonaban las sirenas, todos corrían a los refugios y dependiendo de la intensidad del bombardeo, elegían uno u otro.

Su padre, que tuvo que ir a la guerra, cayó preso en Otxandiano y desapareció.  Al tiempo, apareció en un hospital en Vitoria con una pierna destrozada.

Refugios (33 seg.)

Sin miedo (21 seg.)

¿La despedida? Yo nunca olvidaré la cara de mi madre

El Viaje

Viendo que la situación no mejoraba, los padres de Enrique decidieron que lo mejor para sus hijos era salir del país. Y para ellos, Bélgica era la mejor opción.

A pesar de que iba con un hermano dos años mayor que él, su madre sabía que Enrique era el más fuerte de los tres y le ordenó a él que cuidara de sus hermanos. Efectivamente, gracias a Enrique, los tres hermanos consiguieron mantenerse unidos durante su estancia en Bélgica.

El barco en el que viajaban, que salió de Santurce, hizo la primera parada en Francia, en la Isla de Oleron. Allí,  se separó la expedición y los niños que iban a la URSS se subieron en otro barco. Los que se dirigían a Bélgica permanecieron en una colonia durante diez días, de la que Enrique tiene un recuerdo malo, especialmente de la comida. Unos días más tarde, llegaron en tren a Bruselas.

La despedida (27 seg.)

Mi madre hablando con mi padre dijo «que se salven ellos» 

La acogida

Unos días más tarde, aquel hombre volvió, esta vez con otras dos familias dispuestas a adoptar a los hermanos de Enrique.

El hombre de la familia que acogió a Enrique era maquinista, afiliado al partido socialista; el de su hermano era cartero y el de la hermana era el jefe de la estación, según Enrique, “un ricachón de derechas”.

Al llegar a Bruselas, estuvo en la colonia entre dos y tres semanas: una residencia de verano preciosa en la que disfrutaron de grandes comodidades.

Allí, recibían las visitas de las familias belgas, que iban a elegir al niño que querían acoger. Cuando por fin eligieron a Enrique, el se negó a marcharse con ellos hasta que consiguieran que sus hermanos fueran acogidos por familias del mismo pueblo, tal y como había prometido a su madre.

Mi hermano había colocado un asiento en su bici y me llevaba todos los días al colegio

Pusieron una verja alrededor y venía la gente vernos

El belga que me acogió, me eligió a mí porque me parecía a su hijo que había muerto

Al principio, el idioma fue un gran problema, Enrique no sabía nada y se comunicaba por señas, pero poco a poco consiguió aprender francés a la perfección. En su casa, se hablaban tres idiomas: el francés; el español, cuando venían sus hermanos; y el alemán, ya que la mujer era alemana.

Enrique recuerda que vivían en un pueblo muy verde con casas bajas y grandes jardines. Allí se pasaba el día con los vecinos.

Juguetes nuevos (38 seg.)

Las acogidas (40 seg.)

Problemas con el idioma (17 seg.)

Los primeros en el cole (33 seg.)

Experiencia positiva (33 seg.)

La vuelta a España

En septiembre de 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial y la familia que acogía a Enrique consideró que lo mejor era que volviera a España, aunque él quería quedarse en Bélgica.

Cuando los hermanos Urquijo volvieron a España, su padre fue trasladado del campo de concentración de San Pedro de Cardeñas a Bilbao, donde trabajó como prisionero en La Naval de Sestao haciendo tanques hasta que al poco tiempo fue liberado. Mientras tanto, su madre había tenido que empezar a trabajar.

Enrique recuerda de manera especialmente emotiva el reencuentro con sus padres. Primero con su madre, al llegar a la estación de Atxuri y posteriormente con su padre, en una visita a Sestao.

Pese a la situación de posguerra, para Enrique fue una época muy familiar y feliz, de zarzuela, radio y cine, en la que según dice, al ser más mayor, empezó a vivir.

Desde España, mantuvo el contacto con la familia que le acogió y les ha visitado en varias ocasiones. Actualmente,  se hace cargo de la Asociación de Niños evacuados del 37, que se creó en 1987 para conmemorar el cincuentenario de las evacuaciones.

Yo no quería volver, volví por obligación.

Volvimos los tres a la vez…con buen color, con buen estilo, con pantalones bombachos, con chaquetas de sport de calidad

La vuelta(36 seg.)

Prêt-à-porter (24 seg.)

Reencuentro con mamá (58 seg.)

El reencuentro con papá (19 seg.)

El francés (11 seg.)