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Luis Santamaría

Luis Santamaría

Abandonó Bilbao con destino a Inglaterra con diez años. No sólo sufrió el dolor de separarse de sus padres, sino también el de que éstos decidieran que no fuera repatriado tras la guerra con la esperanza de que tuviera una vida mejor.

Luis y sus hermanos han pasado la mayor parte de su vida en el Reino Unido, país en el que trabajaron, formaron familias y lucharon contra el franquismo.

Tras muchos años dedicado a la ebanistería, Luis se jubiló y vive en Londres desde donde disfruta de sus nietas y de una de sus aficiones favoritas: la escritura.

La Infancia

Luis Santamaría nació en Bilbao el 18 de octubre de 1926. Fue el segundo de 5 hermanos, 3 chicos y 2 chicas. Su padre, Francisco Santamaría, era el primer oficial de linotipia de La Gaceta del Norte.

Tras un periodo inicial en el asentamiento de Matalobos, la familia Santamaría se instaló en la Plaza de Zumárraga, en uno de los pisos facilitados por el Ayuntamiento que se conocieron como “casas baratas”.

De su infancia, aún recuerda los paseos por el monte con su padre y las vacaciones familiares en la playa de Arrigunaga. Tampoco olvida el encierro durante los toques de queda a los que tuvo que someterse todo Bilbao en octubre de 1934 a consecuencia de la sublevación obrera contra el gobierno conservador.

La infancia de Luis (53 seg.)​

¡A mí no me prohíbe nadie encender la luz en mi casa!

-Decía mi padre.

” 

La escuela

En aquella época, la educación infantil, tanto en las escuelas como en los hogares estaba profundamente influenciada por la Iglesia. Se utilizaba el pecado mortal como amenaza y se tildaba a los niños rebeldes como judíos o demonios por cualquier travesura.

A partir de febrero de 1936, la situación cambió. La República reformó las instituciones docentes y Luis Santamaría asistió a muchos de cambios en su escuela. Varios maestros fueros sustituidos por otros que “irradiaban frescor y simpatía”. Niños y niñas se mezclaban ahora en las aulas y en el recreo. Y la Historia Sagrada pasó de ser una asignatura a una disciplina voluntaria.

Luis también participó de los sanatorios de verano, instituciones que durante tres meses ofrecían a los niños un programa de recuperación de salud.

En mayo de 1936, se despidió de su madre y se dirigió al sanatorio de Laguardia en la Rioja Alavesa.

De los primeros meses de su estancia en Laguardia, guarda gratos recuerdos: los excelentes cuidados, la comida y el bonachón director.  Luis con otros dos compañeros incluso pudieron declararse “de izquierdas” para no asistir a misa y quedarse haciendo safaris por los jardines del sanatorio.

No veía por qué se me tenía que negar la entrada al cielo o amenazarme con el infierno

Nos pusieron a hacer instrucción y se olvidaron de que estábamos allí para recuperar la salud

El cambio fue tan grande que, de haber sido materia prima, lo habríamos recogido a paladas

Los niños no sabíamos por qué sólo lo sufríamos en nuestras carnes

La guerra

Al estallar la guerra, el amable director se convirtió en un déspota y desalmado “camisa nueva”. Él fue el encargado de comunicar a Luis y al resto de los niños el inicio del conflicto y los  cambios que eso iba a suponer. El centro de salud se transformó en un campamento de instrucción militar, y los tres “izquierdistas” acabaron aprendiendo el catecismo y haciendo la comunión en pocas semanas.

Durante varios meses, los niños no tuvieron contacto alguno con sus familias y fueron utilizados como reclamo en varios desfiles que les suponían a veces largas caminatas. Finalmente, pudieron ser canjeados por presos fascistas y volver a Bilbao.

De la familia Santamaría participaron en defensa de la República dos miembros: un tío materno que fue herido en el frente del Norte. Y otro paterno que servía en la marina a bordo del Cervera. Como el 18 de julio se encontraba de permiso, fue puesto al mando de un bout republicano.

Entre noviembre de 1936 y mayo de 1937, Bilbao sufrió los bombardeos de la Legión Cóndor nazi y el hambre provocada por los graves problemas de abastecimiento. Luis recuerda cuando corría con sus amigos para ver las bombas caídas y el miedo de los mayores en los refugios.

El inicio del conflicto (28 seg.)​

Canjeados por presos (25 seg.)​

El abastecimiento (57 seg.)​

A los tres rojillos nos tocó aprender el catecismo a palos

Cuando vimos que no solo lloraba la madre sino también el padre pensé: aquí pasa algo

El Viaje

Como hicieron muchas familias vascas a consecuencia de la grave situación, los padres de Luis decidieron enviarle junto a sus dos hermanos varones (las hermanas acababan de cumplir cinco años) a Inglaterra.

El 20 de mayo, los niños se despidieron de sus padres en la estación de Portugalete y el 21 de mayo partieron rumbo al Reino Unido en el buque Habana.

El Habana era un barco con una capacidad para 200 pasajeros pero en aquella travesía transportó casi 4.000 niños. El viaje por el Cantábrico duró 2 días durante los que el miedo se mezcló con las incomodidad, los nervios y el olor del vómito de la práctica totalidad del pasaje.

El 23 de mayo, desembarcaron en Southampton y fueron trasladados al campamento de tránsito de North Stoneham.

Inglaterra (25 seg.)​

La despedida (22 seg.)​

Una noche se oyeron estallidos. Se corrieron rumeros de que nos había atacado un barco de guerra para secuestrarnos

La acogida

A partir de ese momento, comenzaron las repatriaciones de niños. Sin embargo, puesto que el padre de Luis había sido llevado a un campo de concentración, su madre decidió no reclamar a sus hijos en la creencia de que en Inglaterra estarían mejor atendidos. Los hermanos Santamaría fueron trasladados a la colonia de Upton Village y posteriormente a otra en Oxfordshire. Allí les sorprendió la 2ª Guerra Mundial que terminaría con sus sueños de volver a casa.

Como hicieron muchas familias vascas a consecuencia de la grave situación, los padres de Luis decidieron enviarte junto a sus dos hermanos varones (las hermanas acababan de cumplir cinco años) a Inglaterra.

Luis y sus hermanos fueron trasladados posteriormente a la colonia de Swansea que acabó convirtiéndose en un hogar. Allí permanecieron cerca de un año, volviendo a las clases y disfrutando de una estancia feliz.

Hubo más colonias, pero los hermanos Santamaría iban creciendo y Josechu, el mayor, comenzó a trabajar en 1939. Las fronteras se habían cerrado y quedaban aún unos 500 niños vascos en Inglaterra organizados en dos colonias. En aquella época era normal verlos actuar en Londres para recoger fondos para los niños vascos o para ayuda a la guerra.

Luis se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas y comenzó una intensa actividad antifranquista. Terminados sus estudios se dedicó a la ebanistería. Conoció a Florita, una bilbaína que había estado exiliada en Francia y se casaron. Tienen 3 hijos y cuatro nietos.

Como hicieron muchas familias vascas a consecuencia de la grave situación, los padres de Luis decidieron enviarte junto a sus dos hermanos varones (las hermanas acababan de cumplir cinco años) a Inglaterra.

Luis y sus hermanos fueron trasladados posteriormente a la colonia de Swansea que acabó convirtiéndose en un hogar. Allí permanecieron cerca de un año, volviendo a las clases y disfrutando de una estancia feliz.

La acogida

A partir de ese momento, comenzaron las repatriaciones de niños. Sin embargo, puesto que el padre de Luis había sido llevado a un campo de concentración, su madre decidió no reclamar a sus hijos en la creencia de que en Inglaterra estarían mejor atendidos. Los hermanos Santamaría fueron trasladados a la colonia de Upton Village y posteriormente a otra en Oxfordshire. Allí les sorprendió la 2ª Guerra Mundial que terminaría con sus sueños de volver a casa.

Hubo más colonias, pero los hermanos Santamaría iban creciendo y Josechu, el mayor, comenzó a trabajar en 1939. Las fronteras se habían cerrado y quedaban aún unos 500 niños vascos en Inglaterra organizados en dos colonias. En aquella época era normal verlos actuar en Londres para recoger fondos para los niños vascos o para ayuda a la guerra.

Luis se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas y comenzó una intensa actividad antifranquista. Terminados sus estudios se dedicó a la ebanistería. Conoció a Florita, una bilbaína que había estado exiliada en Francia y se casaron. Tienen 3 hijos y cuatro nietos.

Las clases (27 seg.)​

El final del conflicto (23 seg.)​

La II Guerra Mundial (49 seg.)​

Lo primeros que aprendimos fue a mendigar: Spanish, penny…

Nuestra madre sufrió presiones para que nos reclamara pero siempre se negó

Ladies and gentlemen: the antifascist Spanish Artistic Group!

La vuelta a España

Luis Santamaría volvió a España por primera vez en 1976 acompañado de su esposa Florita. Estuvo en Madrid y posteriormente visitó a sus padres en Bilbao.

Para Luis, sus padres eran unos extraños. A su madre la había visto una única vez en una visita a Inglaterra y la escasa correspondencia que habían mantenido había sido censurada hasta hacerla inútil.

En la actualidad, Luis vive en Londres rodeado de su familia y de muchos amigos.

Volvió a España (20 seg.)​

Padres (23 seg.)​

Actualidad (21 seg.)​

Les fuimos a ver porque eran nuestros padres, pero ya no era una cosa familiar. La cosa familiar había desaparecido.

¿Cómo iba a dejar yo Inglaterra para irme a España ahora? Mis hijos y mis nietos están aquí.