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Araceli Ruiz

Araceli Ruiz

Se marchó de España siendo solo una niña y pensando que iba a Rusia a vivir una aventura temporal. Terminó viviendo 43 años fuera de España, toda una vida.

Durante este tiempo, creció y aprendió a vivir rodeada de una nueva familia, la de los Niños de Rusia. Allí, vivió todo tipo de experiencias inolvidables, algunas de ellas tan terribles como la de los bombardeos de la aviación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Completó sus estudios en Economía y formó una familia. Eso sí, con otro español, porque algo que Araceli tuvo claro es que ella siempre sería española y que algún día, tarde o temprano, volvería a su país. 

La Infancia

Su padre era ferroviario y su madre ama de casa: Araceli nació en el seno de una familia humilde de clase obrera en la que era la cuarta de seis hermanas.

Aunque Araceli nació en Venta de Baños (Palencia), pronto se mudaron a Asturias, donde trasladaron a su padre para trabajar.

Familia humilde (15 seg.)​

No pasábamos hambre pero tampoco teníamos riquezas

” 

La escuela

A Araceli siempre le gustó estudiar y siempre tuvo multitud de amigos en la escuela, con los que, en su mayoría, se fue a la URSS más tarde.

Antes de ser evacuada, estudió en un colegio de monjas, de la que fueron expulsadas ella y sus hermanas y posteriormente en la Escuela Nacional hasta el Cuarto Grado, cuando comenzó la Revolución de Asturias de 1934.

Para ella, a pesar de saber leer, escribir y conocer las cuatro reglas de aritmética, la educación española era muy inferior a la que posteriormente recibió en Rusia.

La expulsión (29 seg.)​

Siempre me ha gustado ser muy sociable

La educación española dejaba mucho que desear en comparación con la de Rusia

No salíamos de casa porque pensábamos que nos iban a matar

La guerra

Para Araceli recordar la Guerra Civil Española es revivir uno de los episodios más terroríficos de ya que en su familia vivieron un pánico indescriptible e imborrable en su memoria.

Recuerda con especial nitidez los brutales ataques del Ejército de África, los bombardeos constantes de la aviación alemana y los cañonazos de los barcos frente a la playa que arrasaron con todo Gijón.

Pronto comenzaron los problemas. La Junta de Defensa sólo contaba con una pequeña salida hacia Valencia para abastecerse. Ricardo recuerda que llegaba arroz, lentejas (de Francia, unas que no habían podido venderse) y unas latas enormes de pasta de tomate que venían de Rusia.

La guerra seguía su curso y Madrid comenzó a recibir un gran número de población pasiva llegada de otras ciudades.

El desabastecimiento se convirtió en hambre y el Gobierno comenzó a buscar una salida.

Recuerdos trágicos (36 seg.)​

Miedo (29 seg.)​

No comí ni una miga de pan en dos días

El Viaje

Dada la situación que se estaba viviendo en Gijón, Araceli se alegró enormemente cuando su padre decidió que lo mejor era que sus hijas fueran evacuadas a la Unión Soviética.

Permanecieron varias semanas reunidos en diferentes escuelas para estar preparados para cuando se pudiera llevar a cabo la evacuación. Con Araceli y sus hermanas, había niños de toda Asturias e incluso de Santander, que ya estaba bajo el dominio del bando franquista.

Durante este tiempo, ya estuvo separada de sus padres y lo recuerda como un período de amargura e incertidumbre. El viaje, que comenzó el 23 de septiembre de 1937, empezó de manera trágica, pues viajaron durante dos días en un carguero sin apenas comer hasta Francia. Afortunadamente a partir de ese momento, cambiaron a un barco ruso con todo tipo de lujos y las condiciones mejoraron.

Araceli viajó con tres de sus hermanas, aunque la mayor de ellas, que era de las Juventudes Socialistas, fue como educadora para cuidar a los niños.

Colaboración (23 seg.)​

Gijón desolado (38 seg.)​

Incertidumbre (34 seg.)​

La travesía (26 seg.)​

Con mis hermanas, ya desde que salimos, éramos una piña.

El barco ruso parecía de cuento.

La acogida

Poco tiempo antes de la invasión alemana en Rusia, la vida de Araceli cambió drásticamente cuando fue trasladada a Odesa y separada de sus hermanas para poder seguir estudiando, ya que en su casa de acogida los niños ya eran demasiado mayores.

Estando allí, estalló la Segunda Guerra Mundial y para Araceli fue revivir una pesadilla, pues Odesa fue un lugar especialmente peligroso. Los niños viajaron en varias ocasiones para escapar del peligro y sufrieron muy malas condiciones de vida.

En este contexto, el gobierno soviético decidió poner a trabajar a los niños por falta de mano de obra, que en ese momento se encontraba combatiendo en la guerra.

Así, Araceli trabajó de soldadora y tornera en una fábrica de aviones. Fueron muy malos tiempos para ellos e incluso algunos murieron. Fue entonces cuando Araceli decidió escaparse con su hermana mayor.

Araceli pasó los últimos meses de la guerra con su hermana en que Samarkanda, donde trabajó recogiendo algodón. Posteriormente los niños fueron reunificados en Moscú.

Araceli continuó sus estudios, se casó con un español, tuvo una hija y se doctoró en economía. Cuando comenzó la revolución cubana, la URSS quiso enviar a gente para ayudar a la causa y enviaron a muchos de ellos, entre los que se encontraba Araceli, que estuvo allí seis años trabajando de traductora en Comunicación.

En Cuba gracias a gestiones llevadas a cabo por el propio Che Guevara, pudo reencontrarse con sus padres después de 30 años.

La acogida

Tras una inesperada y gran acogida en Leningrado, Araceli recuerda que lo primero que hicieron fue bañarlos a todos y proporcionarles nuevas e invernales ropas.

Araceli y sus compañeros estuvieron viviendo cómodamente durante tres años en una casa de acogida donde les proporcionaban todo lo necesario y la educación era lo primordial.

Durante este tiempo, prácticamente no tuvieron contacto alguno con su familia, hasta que empezaron a escribirse con ellos a través de unos parientes en Argentina, la única manera de evitar la barrera de la censura franquista.

Poco tiempo antes de la invasión alemana en Rusia, la vida de Araceli cambió drásticamente cuando fue trasladada a Odesa y separada de sus hermanas para poder seguir estudiando, ya que en su casa de acogida los niños ya eran demasiado mayores.

Estando allí, estalló la Segunda Guerra Mundial y para Araceli fue revivir una pesadilla, pues Odesa fue un lugar especialmente peligroso. Los niños viajaron en varias ocasiones para escapar del peligro y sufrieron muy malas condiciones de vida.

En este contexto, el gobierno soviético decidió poner a trabajar a los niños por falta de mano de obra, que en ese momento se encontraba combatiendo en la guerra.

Así, Araceli trabajó de soldadora y tornera en una fábrica de aviones. Fueron muy malos tiempos para ellos e incluso algunos murieron. Fue entonces cuando Araceli decidió escaparse con su hermana mayor.

Araceli pasó los últimos meses de la guerra con su hermana en que Samarkanda, donde trabajó recogiendo algodón. Posteriormente los niños fueron reunificados en Moscú. 

Araceli continuó sus estudios, se casó con un español, tuvo una hija y se doctoró en economía. Cuando comenzó la revolución cubana, la URSS quiso enviar a gente para ayudar a la causa y enviaron a muchos de ellos, entre los que se encontraba Araceli, que estuvo allí seis años trabajando de traductora en Comunicación.

En Cuba gracias a gestiones llevadas a cabo por el propio Che Guevara, pudo reencontrarse con sus padres después de 30 años.

Todo el puerto de Leningrado se volcó con nuestro recibimiento

Pasaron casi dos años y medio sin saber nada de nuestra familia

Cuando vi a mi madre no la conocía: habían pasado 30 años 

La tarea de los rusos eran salvarnos

Me metieron de soldadora, yo que en mi vida había visto un soplete

Mano de obra (25 seg.)​

II Guerra Mundial (39 seg.)​

Separación de sus hermanas (51 seg.)​

La fuga (28 seg.)​


Esperanzas de volver(37 seg.)​

La vuelta a España

Araceli volvió a España con 55 años, después de haber estado 43 fuera de su patria. Por problemas burocráticos, una de sus hijas no pudo viajar con ellos y la familia tuvo que separarse de nuevo.

España y que no se repitiera la historia de su vida. Consiguió contactar con un ministro ruso que llevaba el caso de otros nueve niños de la guerra y finalmente su hija salió en 1983.

Actualmente, Araceli vive en Gijón rodeada de su familia. Ella, que siempre se ha sentido española, siempre ha tenido un sentimiento de agradecimiento hacia el pueblo ruso y solamente pide que no haya más niños de ninguna guerra.

Los niños de la paz (44 seg.)​

Les deseo a todos los niños que nunca les llamen niños de la guerra, que sean siempre niños de paz eterna.

Estuve 43 años fuera de España, toda una vida.